Antes de escribir.

Una novela se escribe desde dentro y surge como una estampida incontrolable de ideas. Es un proceso que tiene que ver con algo espiritual del cuerpo y del alma. En ocasiones atrapa al escritor y le invade en su intimidad, en sus sueños y sus pesadillas. Sin darse cuenta un mundo peculiar que se confunde con lo real le atrapa en otras vidas que forman parte de él mismo.

Todo ello precisa ser escrito. De alguna manera la novela utiliza al escritor como un medio para salir a la luz. Y el escritor debe saber escuchar a los personajes a la acción. Quizá esta sea una idea muy romántica que habría matizaremos más adelante.

«No es el novelista quien hace la novela, es la novela que se hace sola, y el novelista no es más que el instrumento de su venida al mundo, su partero», dice Michel Butor.

¿Y cómo activar la capacidad para novelar esa historia? ¿Cómo empezar la novela?

Aunque en un principio es necesaria una pasión y un impulso, el siguiente paso es darle forma y racionalidad a lo que queremos contar. Para eso es imprescindible el oficio y el trabajo. Saber que lo qué queremos contar debe estar estructurado y elaborado. La inquietud y la constancia son la clave para que un proyecto se haga realidad.

En una novela se entremezclan muchos elementos de realidad, de ficción, autobiográficos, sueños... La clave para que eso se traduzca en una novela es el duro trabajo, la constancia y la paciencia con uno mismo.

Empezar a escribir sin miedo a equivocarte. A partir de esos errores aprenderás a escribir y a mejorar día a día. No pretendas ser Dan Brown desde el primer día.

Responde a las siguientes preguntas

¿Qué quieres contar? ¿Qué pretendes decir? ¿Cual es tu idea? ¿De qué va la novela?

Para escribir no existen recetas mágicas. Pero si hay algo importante son estás tres premisas.

Paciencia, Constancia, Humildad.

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