¿Cómo escojo el título de mi novela?

Esa es la gran pregunta que se hacen todos los escritores. Pero en ocasiones la chispa que motiva la creación empieza justamente ahí, en el título. Da cuenta del nudo principal de la historia y crea curiosidad al lector, en definitiva vende la novela.

No hay reglas específicas para dar nombre a una novela. Todas las posibilidades están abiertas a la imaginación del escritor, aunque muchas veces será el editor quien, por motivos comerciales, acabará dando nombre al libro.

Un libro que se llame "Me siento solo" puede que no trasmita nada al público. Pero si modificamos la portada con un hombre entre una multitud y sentado en una silla, quizá captemos la curiosidad del potencial lector. El resto será cuestión de acabar de seducir el bolsillo. Todos formamos parte de ese proceso de seducción lectora comercial.

El título debe condensar en pocas palabras todo un escrito, algo que no resulta sencillo y trae grandes quebraderos de cabeza.

Como metáfora de la acción narrada, Metamorfosis es sin ninguna duda un buen título para una novela que implica transformación física de un personaje.

Pero el título podría indicarnos directamente el conflicto sobre el cual girará la trama: Harry Potter y la piedra filosofal, Crónicas de una muerte anunciada.

El objeto que motiva la acción y sobre el cual recáe toda la importancia de la historia también ha dado nombre a muchas novelas. Excalibur la película dirigida por John Boorman sería ejemplo de ello. En otros casos se suele recurrir al binomio fantástico de objeto-personaje. Dícese de "el gato con botas".

¿Son originales los argumentos del cine?

Platón diría que los argumentos son originales siempre que tengan una continuidad narrativa o sean fruto de un legado anterior o nuevo. En los siguientes post que iré presentando escribiré cuales son los mitos sobre los que se basan los argumentos de las películas y novela. Los argumentos fundacionales que han dado lugar a infinidad de historias.

Para realizar este análisis he leído afanosamente el libro de Jordí Balló y Xavier Pérez.
"La semilla inmortal. Los argumentos universales en el cine"